lunes, 21 de marzo de 2011
Cap. I
El tren llevaba retraso. Algo más de media hora. Durante todo el viaje ella, de espaldas a la marcha miraba por la ventana y escribía en una pequeña libreta, a ratos mordisqueaba el boli y solo retiró los pies del asiento de enfrente cuando el revisor del bigote cano entró en su vagón. La pareja de jóvenes situada en la otra parte no paró de reir y besarse en todo el camino, a ella no le hacía gracia, siempre pensó que no estaba bien comer delante del pobre, y ella en cuanto a amor se refiera no tuvo demasiada suerte. La vieja de la derecha de la puerta, completaba los pasajeros de ese vacío vagón, hablaba en voz baja no se sabe de que, se supone que en castellano, lo único que se entendió fue: "por fin, Atocha". Cerró su libreta, tapó su boli y se levantó. De puntillas consiguió bajar la bolsa de equipaje que le acompañaba y se situó junto a la salida. La pareja seguía besándose cuando el tren redujo la velocidad y entró en la estación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario