Vittorio Emanuele y Garibaldi empapados
tratan bajar de sus caballos,
poner el grito en el suelo cuando
contemplan como Berlusconi
se saca otra ley de la manga
para que prescriban sus delitos,
mientras la Lega
estropea su aniversario a los italianos
que con sus coloridas banderas
no pueden ver este cielo tan gris.
Mucho verde, mucho blanco, mucho rojo, mucho gris.
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