jueves, 28 de abril de 2011

El gel

Un  año   no   es  tanto  tiempo

A los pocos días de empezar el erasmus
compré un bote de gel gigante,
el más grande que encontré.
Al principio,
creía que siempre lo estrenaba.
Pasadas unas semanas,
parecía que duraría para siempre,
que nunca acabaría.
A los meses,
ya notaba que le estaba dando buen uso,
disfrutándolo, aprovechándolo.
Ahora,
tengo que inclinarlo para que caiga,
descubro que no caerá eternamente.
Pronto,
se intuirá el final,
y habrá que ponerlo boca abajo,
exprimir sus últimas gotas.
Y cuando me quiera dar cuenta,
será un recuerdo,
pero un recuerdo muy bonito.


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