El Rey de la selva asesina elefantes, vuelve para operarse la cadera. Su nieto, como todos los niños, se divierte con armas, pero él de verdad, se dispara al pie. Yernos que juegan con el dinero como al balonmano. Esperpénticos drogadictos. Silencio. Negocios. Un país recortado. Sólo un 2% a estos sinvergüenzas.
Es hora de acabar con esta farsa.